Max (Brian Cox), un convicto con una enfermedad terminal, es liberado de prisión por motivos humanitarios después de cumplir 12 años de condena. Con la esperanza de redimirse y reconstruir su vida, se muda con su hija separada Maxine (Kate Beckinsale) y su nieto Dylan (Tyson Ritter), a quienes nunca ha conocido. Sin embargo, el pasado violento de Max regresa para perseguirlo, amenazando con destruir la frágil paz que ha logrado construir.