La extrovertida Corinne, siempre llena de energía y entusiasmo, era conocida por su don para arrastrar a cualquiera a sus aventuras. Un día, se fijó en Jane, una chica tímida y reservada que escondía un talento excepcional para la repostería. Corinne, convencida de que Jane necesitaba salir de su caparazón, le propuso un plan insólito: llevar sus deliciosos pasteles a bares durante un año, obligándola a interactuar con gente nueva.