Miriam lleva una vida plena y ocupada: enseña lenguaje de señas por las mañanas y actúa en un montaje de teatro por las tardes, todo mientras disfruta de una relación estable y apasionada con su novia Lola. A pesar de su cercanía con la comunidad sorda, su mundo se desmorona cuando descubre que está perdiendo la audición. Este giro inesperado la lleva a enfrentar desafíos personales y profesionales mientras lucha por aceptar y adaptarse a esta nueva realidad que amenaza con cambiar su vida por completo.